
Mentiras concisas
Olavo de Carvalho
O Globo, 23 de noviembre de 2002
En un ensayo recientemente publicado por la
New York Review of Books,
el historiador Kenneth Maxwell, citado por los medios de comunicaci�n
brasile�os como autoridad fidedigna, ofrece un ejemplo de la capacidad
que s�lo un intelectual de izquierda puede tener para condensar
mentiras en el exiguo espacio de un p�rrafo, casi a base de una por
frase. Comentando las advertencias de Constantine C. Menges sobre los
riesgos que el gobierno Lula puede acarrear a la seguridad
continental, dice:
"En cuanto a la acusaci�n sobre armas nucleares, es claramente
absurda. Tanto Argentina como Brasil, al recuperar la democracia,
clausuraron sus programas nucleares y firmaron un tratado
internacional haciendo de Am�rica Latina una zona desnuclearizada.
En cuanto al Foro S�o Paulo, que ser�a una coordinaci�n de
terroristas, guerrilleros y partidos comunistas, ni los
especialistas mejor informados con los que convers� en Brasil hab�an
o�do nunca hablar de �l. Lula particip� en la �ltima reuni�n del
Foro, en La Habana, motivo probable por el que entr� en la lista de
enemigos de los cubano-americanos en el Congreso... Al verificar el
origen de la campa�a anti-Lula, he descubierto que empieza con
Lyndon LaRouche (...) que, en 1995, escribi�..."
Examinemos punto por punto.
1. Es verdad que Brasil abandon� su programa at�mico y firm� un
tratado contra las armas nucleares en Am�rica Latina. Pero, al usar
este hecho como argumento tranquilizador, Maxwell omite la informaci�n
complementaria de que ha sido precisamente �se el programa que Lula ha
amenazado reanudar y �se el tratado que p�blicamente ha dicho
rechazar. Como esa informaci�n constitu�a el n�cleo fundamental de la
denuncia que el historiador pretend�a refutar, su omisi�n no ha podido
ser un lapso inocente. Ha sido una ocultaci�n premeditada.
2. Tras ese comienzo brillante, Maxwell, en su esfuerzo de acallar la
repercusi�n de las denuncias sobre el Foro de S�o Paulo, insin�a que
incluso la existencia de dicha entidad es dudosa, porque "ni los
especialistas mejor informados hab�an o�do nunca hablar" de ella.
Ahora bien, en cualquier curso de historia lo primero que aprende un
estudiante es a no depender jam�s de fuentes secundarias -- la palabra
de los "especialistas" -- cuando se dispone de fuentes
primarias, es decir, de documentos y testimonios originales. Seguro
que Maxwell hizo novillos en clase ese d�a, porque acab� prestando
o�dos a los sabihondillos en lugar de investigar el
site del propio Foro en
internet, las actas de los
diez congresos de la organizaci�n o la extensa cobertura proporcionada
a los eventos por el peri�dico oficial cubano
Granma, al que nadie podr�
acusar de calumniador imperialista.
3. Pero, tras haber dejado en el aire la sospecha de la irrealidad
fantasmal del Foro de S�o Paulo, el historiador, con la mayor cara de
inocencia, admite a rengl�n seguido que Lula, en carne y hueso,
particip� en el �ltimo congreso de la inmaterial instituci�n, en
diciembre de 2001. De ah� debemos concluir, o que Lula goz� del
privilegio de cruzar por instantes el umbral de la supra-realidad, o
que los informad�simos especialistas consultados por Maxwell eran unos
ignorantes confesos, o que le han mentido, o que �l minti� a la
New York Review of Books.
Dejo la primera hip�tesis para los devotos de los dones sobrenaturales
del presidente electo y confieso que no s� cu�l escoger entre las tres
restantes, todas igualmente hermosas.
4. Decir que Lula particip� "de la �ltima" reuni�n es,
obviamente, dar la impresi�n, tan falsa como la anterior, de que �se
fue su �nico y evanescente contacto con esa entidad. Aqu�, de nuevo,
las fuentes primarias se encargan de deshacer el embuste: el propio
Foro, en el site antes
mencionado, confiesa que Lula fue su inventor y fundador, junto con
Fidel Castro, habiendo presidido varias de sus reuniones. La
informaci�n est� confirmada en la edici�n de
Granma de 2 de julio de
1994.
5. �Es "probable", entonces, o al menos posible, que la
mera participaci�n de Lula en la reuni�n de diciembre de 2001 haya
desencadenado contra �l la c�lera de los exilados cubanos de Miami? De
ser as�, demostrar�an ser unos sujetos livianos que se irritan por
algo de tan poca monta. Pero es que ya el 24 de septiembre de 1997 el
Latin America News Syndicate distribu�a a los peri�dicos de Miami la historia completa de los
or�genes del Foro, que ya hab�a sido publicada tambi�n en
Granma: cuando tuvo lugar
la citada reuni�n, cuatro a�os m�s tarde, todos los cubanos de fuera y
de dentro de Cuba ya sab�an que Lula no era el participante ocasional
de una reuni�n tard�a, sino un pionero y veterano de muchos
encuentros. Lo que hace Maxwell es simplemente distorsionar la
cronolog�a de las noticias para lanzar una sospecha difamatoria contra
toda una comunidad.
6. Por �ltimo, intentando desacreditar las denuncias sobre la
participaci�n de Lula en el Foro, Maxwell las atribuye a un tipo tan
poco fidedigno como �l mismo: el l�der de extrema derecha Lyndon La
Rouche. Dice haber "verificado y descubierto" tal origen
comprometedor. En realidad, �l no verific� nada, ni descubri� nada. Lo
�nico que hace es hablar por hablar, echarse un farol. En agosto de
1994, mucho antes del art�culo de La Rouche, el peri�dico
Letras em Marcha, de amplia
difusi�n entre oficiales militares brasile�os, ya presentaba todo un
panorama del Foro de S�o Paulo, con fotos y documentos, denunciando
con vehemencia el papel del Sr. Lu�s In�cio da Silva en el
"programa de lucha" que asociaba partidos legales y
organizaciones criminales. La Rouche, que es un embroll�n de la
estirpe de Maxwell, s�lo que de signo ideol�gico contrario, se limit�
a sumarse a la denuncia, amold�ndola a su fantasiosa "filosof�a
de la historia". La mitad de la
performance de Kenneth
Maxwell en ese p�rrafo ya bastar�a para arruinar la reputaci�n de un
historiador, si fuese conservador o apol�tico. Pero la intelectualidad
de izquierdas goza del especial privilegio de adquirir tanta mayor
autoridad moral y cient�fica cuanto m�s diligentemente trapichea a
favor de la "causa".