Es mucha bondad

Olavo de Carvalho

�poca, 19 de agosto de 2000

Nunca un presidente �de derechas� ha sido tan generoso con la izquierda como FHC [Fernando Henrique Cardoso]

Hay dos maneras de ayudar a un amigo: retirando los obst�culos de su camino o d�ndole lo que necesita. S�lo los grandes amigos destacan en esos dos tipos de bondad. La izquierda, por tanto, no deber�a estar furiosa contra FHC. Nadie ha hecho tanto por ella como el actual presidente. Es bueno con ella en los dos sentidos � indirecto y directo � de la m�xima bondad.

En el sentido indirecto, hab�a dos obst�culos en el camino de la izquierda: el �xito de la econom�a liberal en el mundo y el resentimiento de los militares contra sus adversarios que, habiendo sido beneficiados por la amnist�a, nunca amnistiaron a quien les amnisti�.

FHC ha retirado los dos obst�culos. Por un lado, vistiendo la camiseta de la econom�a liberal, ha jugado de tal modo que ha hecho que el equipo sea lo m�s odioso posible a los ojos de la hinchada, privatizando sin criterio, demoliendo el capitalismo nacional, estrangulando nuestras posibilidades de independencia tecnol�gica, hasta sacar de ah� la conclusi�n de que el liberalismo es malo y de que hay que volver al antiguo estatalismo � conclusi�n que, en un fiel disc�pulo de Alain Touraine, no puede por menos que parecer deseada y forzada desde un principio.

Por otro lado, ha boicoteado, humillado e irritado cuanto ha podido a los militares, hasta que algunos de ellos han empezado a conjeturar que el comunismo tal vez no sea el mayor de los problemas: que el mayor de los problemas es quiz�s el imperialismo globalista, encarnado, seg�n ellos, en FHC. Si hab�a un canal por el que esos militares pod�an empezar a dar o�dos al discurso izquierdista, era �se � y el presidente lo ha abierto.

En el sentido directo, la izquierda necesitaba dos cosas: dinero y canales de difusi�n. Por detr�s de una ri�a de mentirijillas en la que el MST [Movimiento de los Sin-Tierra] golpea y el gobierno aparenta ponerse furioso, el dinero de las arcas p�blicas ha manado copiosamente en la hucha de esa organizaci�n ilegal empe�ada en preparar una guerra revolucionaria. En cuanto a los canales de difusi�n � el requisito esencial para el �xito de la estrategia gramsciana de la �revoluci�n cultural� �, �un Ministerio de Cultura en manos petistas y un Ministerio de Educaci�n que reparte cartillas de la lucha de clases no son lo bastante?

No digo que FHC sea, con perd�n de la palabra, criptocomunista. No digo que, en el fondo, siga siendo el mismo de la calle Maria Ant�nia. Detesto presuponer intenciones ocultas; prefiero atenerme a lo que s�. Y s� que a los Estados Unidos, siempre que han confiado en la izquierda moderada, en la socialdemocracia, como medio para detener o desviar el ascenso comunista, les ha salido mal. En los a�os 60, el Departamento de Estado hizo esa apuesta en Am�rica Latina, fortaleciendo la Cepal y la Sudene, que se transformaron en focos de la acci�n comunista, e invirtiendo en el m�todo Paulo Freire de alfabetizaci�n, que mostr� ser puro adoctrinamiento marxista. En Europa, los americanos optaron por Willy Brandt, quien, en el auge de una linda carrera �glamourizada� por el Reader's Digest, fue desenmascarado como esp�a de Alemania Oriental. En Cuba, �qu� era Fidel Castro sino el izquierdista soft, el dem�crata, el fiabil�simo enemigo de una dictadura que hab�a sido tan cortejada por el Partido Comunista? Todas esas cosas, hay quien las sabe. Lo que no s� seguro es si alguien ya ha sacado de ah� la conclusi�n de que seguir los consejos de los americanos tal vez no sea la manera m�s prudente de precaverse contra el comunismo.