Lejos de Berl�n, fuera del mundo
Olavo de Carvalho
�poca, 10 de junio del 2000
En el debate sobre la globalizaci�n, Brasil es cada vez m�s diferente del planeta Tierra
" El inter�s de la reuni�n, al carecer de un gran debate ideol�gico, es bastante reducido", escribe Arnaud Leparmentier en Le Monde, el 3 de junio, a prop�sito del encuentro de los jefes de Estado de izquierda y de centro-izquierda en Berl�n. Sin embargo, lo que tendr�a que hacer que ese acontecimiento fuese instructivo para los brasile�os, es precisamente la ausencia de debate, pues en Brasil nadie se ha dado cuenta todav�a de que el proceso de globalizaci�n est� liderado hoy por un consenso de izquierdas. En Berl�n, la apolog�a del Estado empresario y las advertencias solemnes sobre los "l�mites del neoliberalismo", que parec�an un eco ipsis litteris de las manifestaciones de las Marilenas Chauis o de las Marias das Concei��es que aqu� abundan en los p�lpitos period�sticos y acad�micos, fueron recitadas nada menos que por los jefes de casi todas las naciones que mandan en el mundo. Peor todav�a: eso no suscit� all� la menor discusi�n. Est�n todos de acuerdo.
En manifiesto contraste con ese hecho, tan obvio para la prensa mundial que no dio noticia de �l m�s que para resaltar su falta de novedad, los t�rminos "globalizaci�n" y "Nuevo Orden Mundial", cuando aparecen en boca de nuestra intelligentsia, van siempre y sistem�ticamente asociados al "neoliberalismo", toda vez que se supone que se trata de una iniciativa m�s de la malvada "derecha", de los abominables "intereses privados". Hay, por tanto, dos Nuevos �rdenes Mundiales: uno en el planeta Tierra, otro en la cabeza de nuestras clases parlantes, fieles a su voto de abstinencia en materia de contacto con la realidad.
Gracias a esa formidable alienaci�n de los intelectuales, nuestra opini�n p�blica, llevada a contemplar el panorama de hoy desde las categor�as de la consabida tirria nacionalista contra los Estados Unidos, imagina que puede oponerse eficazmente al nuevo imperialismo global atacando a la naci�n americana, sin advertir ni por asomo que dentro de �sta tiene lugar una pelea a muerte entre los intereses nacionales yanquis y el Nuevo Orden Mundial personificado por el Sr. Bill Clinton.
Como consecuencia de la misma causa, el conflicto pol�tico brasile�o va polariz�ndose cada vez m�s en un sentido contrario al de la pol�tica mundial: mientras en �sta se perfilan claramente las dos alas, derecha e izquierda (liberal y socialdem�crata) del Nuevo Orden Mundial, ambas moderadas y ambas hostiles a los excesos truculentos de uno y de otro lado, en Brasil la derecha simplemente ha desaparecido de escena y ha sido substituida por una ficticia "derecha de la izquierda" (lea mi art�culo del 29 de mayo), de modo que, en la programaci�n de nuestro canal, ya no queda m�s que la lucha de la izquierda contra ella misma, sea en las personas de Do�a Marta y de Do�a Erundina, sea en la de los Srs. Lula y Ciro Gomes.
Pues bien, la disputa entre una derecha y una izquierda moderadas es la esencia de la din�mica democr�tica. En cambio, la pelea entre socialdem�cratas y comunistas es un asunto feo. Dondequiera que esa pelea ha monopolizado la escena, ha corrido sangre. En Rusia, los comunistas aplastaron a los socialdem�cratas y a continuaci�n vino la dictadura leninista. En Alemania fue al rev�s, y el espacio dejado por los comunistas fue ocupado por el ascenso del populismo nazi.
El problema de quedarse lejos del mundo es que uno va llegando cada vez m�s cerca del infierno.