�Qu� es falta de decoro?
Olavo de Carvalho
�poca, 1 de julio de 2000
Al ejecutar destituciones prematuras, el Congreso estorba a la justicia y corrompe el sentido moral
No conozco al Sr. Luiz Estev�o, ni he seguido los detalles de su destituci�n. Pero, en principio, cualquier negocio sucio es menos inmoral que el castigo pol�tico infligido por sus pares a un parlamentario antes de ser dictada contra �l una sentencia judicial condenatoria.
En su anhelo por destruirse para no hacerse sospechoso de favorecerse a s� mismo, el Congreso, cuando no tiene pruebas de corrupci�n, recurre al subterfugio de la "falta de decoro parlamentario" y destituye per fas et per nefas. �Pero desde cu�ndo el ser acusado es falta de decoro? El decoro o la falta del mismo estriban en lo que un hombre hace, no en lo que los dem�s dicen de �l, aunque quien lo diga sea un fiscal.
�En la vida civil, hay falta de decoro al liarse con la mujer del pr�jimo o simplemente al ser acusado de hacerlo? No es indecoroso ser acusado. S� lo es tomar la acusaci�n como prueba. No veo por qu� tenga que ser diferente en la vida pol�tica. No se trata de defender al Sr. Estev�o, de quien, repito, no s� nada. Se trata de devolver su sentido a las palabras "moralidad" y "justicia". Hoy son sin�nimos de farsas punitivas.
Pero, para que se hagan una idea de hasta qu� punto esa sinonimia es falsa, voy a contarles un episodio. �Se acuerdan de la Comisi�n Parlamentaria de Investigaci�n (CPI) de los �Enanos de los Presupuestos�? Fue la m�s amplia, la m�s ostentosa, la m�s ambiciosa, jact�ndose de ser un acontecimiento hist�rico. El testigo-clave era un tal Jos� Carlos, execrable contable de la Comisi�n de Presupuestos. �l inform� que, de los dos "planes de corrupci�n" investigados entonces - uno vinculado al desv�o de ayudas de la asistencia social, y otro a la concesi�n de favores il�citos a ciertas constructoras -, lo sab�a todo sobre el primero, por ser �l mismo el que llevaba la contabilidad de la canallada, y nada sobre el segundo, del que s�lo ten�a noticias por habladur�as. Nada menos que 16 veces, durante el exhaustivo bombardeo de preguntas, �l repiti�: "Personalmente, no s� nada sobre constructoras". Pues bien: �c�mo fue noticiado eso en la prensa? Al d�a siguiente, todos los peri�dicos brasile�os, todos, a excepci�n de O Globo y de la Folha de S. Paulo, pusieron en grandes titulares: "Jos� Carlos confirma las denuncias contra las constructoras". �Qu� hicieron, en respuesta, los parlamentarios? �Acusaron a la prensa de falsear las noticias y de intentar manipular la CPI? Nada de eso. No dijeron ni p�o. Se limitaron a sonre�r ante las c�maras de los fot�grafos.
No hay justicia, no hay seriedad, no hay honestidad all� donde los pol�ticos se rebajan ante los medios de comunicaci�n hasta el punto de negar lo que su ojos ven y lo que sus o�dos oyen, para decir am�n a lo que sali� publicado.
Mucho menos hay justicia, honor, o amor a la verdad cuando se destruye la carrera pol�tica de un sospechoso, intimidando, de paso, a los magistrados que le van a juzgar. �Pues qu� juez va a tener la valent�a suicida de evaluar con independencia una causa que ya ha sido juzgada por todos? �Qu� juez se va a atrever, en caso de inocencia del reo, a firmar una sentencia que someter�a a la prensa, al Congreso, y posiblemente a la naci�n entera a procesos por delito de calumnia y difamaci�n, con la obligaci�n de resarcir a la v�ctima por da�os morales? En una �poca en la que "valent�a" significa d�rselas de buen chico ante las c�maras, con el aplauso de todos y con la protecci�n del lado m�s fuerte, no puede existir un juez as�. Pero, si no lo existe, tampoco existe la justicia.